miércoles, 4 de julio de 2012

sábado, 30 de mayo de 2009

PROPOSICIÓN


Tenemos que dejar ...
que la soledad se disuelva
que la tristeza se evapore
que se abran los caminos al olvido.

Un olvido dulce, tierno, sereno
que cobije los recuerdos en su seno
y los deje guardados, protegidos,
para que un día podamos rescatarlos
transformados en nostalgias.

Tenemos que abrir la puerta a la esperanza
una esperanza nueva, simple y accesible
que nos ayude a concebir un sueño,
que nos dé fuerzas para seguir la vida
unos años más, acaso meses...
o tal vez meses convertidos en años.

Tenemos que dejar que se borre esta pena.
que ya no haya tiempo para extrañar aquello
que un día fue nuestro y ahora está perdido
que alguien mató sin darse cuenta:
tal vez fui yo, tal vez vos...
ya no importa saber quién habrá sido.


Tenemos que dejar que el viento
se lleve el eco de palabras, diálogos,
sonrisas y ternuras ocultas en miradas.
Tenemos que seguir por esta ruta
aceptando que todo es ya distinto,
aceptando que somos dos amigos
O quizás, mejor, tal solo conocidos.

viernes, 8 de agosto de 2008

Enamorados del silencio




Amantes del silencio guardamos el recuerdo
de las palabras nunca pronunciadas.
Las sombras de miradas escondidas,
sujetas por un hilo en un trozo de espacio.
Buscamos los sonidos de murmuradas
confesiones que no hemos confesado.
Nos refugiamos en sueños que duelen en el alma
como fetos destinados a un aborto temprano.
Extendemos las manos hacia la nada
intentando sujetar la fantasía enamorada,
mientras la tenue luz de una esperanza
corre, juega, se oculta, vacila y se evapora
en el alumbramiento agónico de una sola palabra
que ni siquiera una vez hemos susurrado.

domingo, 5 de agosto de 2007

Invasión nocturna


Cae la tarde. Inevitablemente, llegan los recuerdos.
Danzan entre las sombras que se estiran, perezosas.
Juegan a las escondidas entre las plantas mojadas de rocío,
entre los arbustos quemados por la insólita nevada,
entre las ramas desnudas de los árboles helados.
Los recuerdos se trepan. Se deslizan debajo de las puertas,
se filtran por celosías de ventanas entreabiertas,
se cuelan por los ojos de las cerraduras.
Invaden mi casa. Ocupan mis espacios familiares,
se acomodan entre mis muebles y me miran.
Los recuerdos desfilan, implacables y solemnes.
Después se van uno por uno, tal como llegaron.
Pero se queda solo: el recuerdo de tu rostro amado.
Tus ojos me miran desde todos los rincones
El eco de tu risa, como una música hermosa y fascinante,
enturbia mis sentidos. La tibieza prepotente de tus manos.
La ternura de tu voz, su cadencia diáfana y afectuosa.
Es fácil verte así, convertido en sombra caprichosa,
Invadiendo mi casa, mi vida, mis momentos.

Mientras cae la tarde, inevitablemente, llega tu recuerdo.

jueves, 2 de agosto de 2007

Desmesura


Las manos se despiertan, insolentes, ávidas, inquietas
anhelantes, desquisiadas, hambrientas.
Las manos se extienden, buscan, rozan,
se posan, se deslizan, recorren,
acarician, enlazan, ciñen, estrujan.
Las manos hablan sin palabras:
musitan, susurran, vociferan demandas,
gritan, gimen, estallan en lamentos...
Las manos tiemblan, vibran, se agitan
enloquecen, se enajenan, se desquician.
Y finalmente, ahítas de pasión,
se entregan, se abandonan, se resignan,
yacen sobre el vientre tembloroso, vibrante y transpirado
...y se quedan dormidas.

domingo, 29 de julio de 2007

Historia de una mirada


Una tarde cualquiera, de improviso,
se encontraron por primera vez nuestras miradas.
Tus ojos color miel eran tan dulces
que entibiaron mi alma de esperanzas;
los míos, dijeron sin palabras cuánto me gustabas
Después... fue tantas veces el silencio
de estas miradas cómplices, aunadas
en un amor escondido cual tesoro,
creciendo entre la ausencia y la distancia.
El tiempo ha madurado en nuestros ojos
se han vuelto atrevidos, insolentes,
caprichosos, rebeldes, delatores...
Ahora, si queremos silenciarlos
sólo nos queda desviar nuestras miradas.

martes, 5 de junio de 2007

Hemos sido...


Hemos sido dos desconocidos
que un día se cruzaron en cualquier camino.
Hemos sido un hombre y una mujer
que una vez se miraron a los ojos
y descubrieron que se amaban.
Hemos sido un hombre
que retuvo en sus manos la caricia
que no se atrevió a entregarme
y una mujer que desangró sus labios
mordiendo los besos escondidos.
Hemos sido dos necios obstinados de la lealtad,
empecinados cultores de la negación y la renuncia,
adoradores de la burocracia
que conserva al amor en los papeles,
las firmas, las bendiciones, los testigos.
Hemos sido los negadores
de la pasión tardía y de la esperanza
de renacer para una nueva vida.
Hemos sido un hombre y una mujer
que se encuentran cada día
en la resignación y la desesperanza.
Hemos sido dos tontos o dos locos.
Hemos sido y somos, dos buenas personas
que jamás dejarán saber que se aman.